El abrazo
Es agradable.
Ahuyenta la soledad.
Aquieta los miedos.
Abre la puerta de los sentimientos.
Fortalece la autoestima. ("¡Caray! ¡Quiere abrazarme... a mí!")
Fomenta el altruismo ("Me cuesta creerlo, pero tengo ganas de abrazar a este grandísimo bandido.")
Demora el envejecimiento; los abrazantes se mantienen jóvenes por más tiempo.
Ayuda a dominar el apetito; comemos menos cuando nos alimentamos con abrazos... Y cuando tenemos los brazos ocupados en estrechar a los demás.
Además, el abrazo...
Alivia las tensiones.
Combate el insomnio.
Mantiene en buen estado los músculos de brazos y hombros.
Es un ejercicio de estiramiento para los de la poca estatura.
Es un ejercicio de flexión paro los altos.
Ofrece una saludable alternativa ante a la promiscuidad.
Representa una alternativa saludable y sin riesgo ante el alcohol y otras adicciones. (¡ Más valen abrazos que vino y pinchazos!)
Afirma el ser físico.
Es democrático; cualquiera es candidato a un abrazo.
Y también...
Es ecológicamente aceptable, pues no altera el ambiente.
Ahorra energía al economizar calor.
Es portátil.
No requiere equipos especiales.
No necesita de un sitio especial; cualquiera, desde un umbral hasta una sala de conferencias para ejecutivos, desde el atrio de una iglesia hasta un estadio de fútbol, es un buen lugar para un abrazo.
Hace más felices los días felices.
Hace soportables los días insoportables.
Imparte sentimientos de arraigo.
Llena los vacíos de la vida.
Continúa ejerciendo efectos benéficos aun después de la separación.
viernes, 25 de julio de 2008
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